Por: Ricardo Reyes
Una ruptura puede ser tan dolorosa y producir tanta ansiedad, que una persona puede llegar a decidir que no quiere volverse a enamorar. Generalmente, esta decisión es un mecanismo de defensa que la persona se autoimpone el tiempo necesario hasta volver a encontrarse bien consigo mismo. El problema se generaría cuando este mecanismo se establece como forma de vida bajo el lema “si no amo, no sufro”.
La filofobia se define como un persistente, anormal e injustificado miedo al amor, a enamorarse o a estar enamorado. Las personas que padecen esta fobia son adictos al evitamiento, temen vincularse a otra persona hasta el extremo de ser
vulnerables y poder salir dañados de esa relación, por lo que sólo establecen relaciones sin compromiso evocadas al fracaso. Suelen mantener relaciones con personas de las que saben que no se enamorarán, huyen de alguien que se haya enamorado de ellos, o eligen parejas que saben que terminarán por dejar la relación por su falta de implicación. También, tienden a tener relaciones simultáneas, con el fin de no tener nunca el sentimiento de abandono. Además, evitan hablar de sí mismo, para que sus parejas no les conozcan del todo, creando así una barrera entre su relación y su persona.
En la época actual, puede resultar difícil diferenciar la falta de implicación con esta fobia. Muchas son las personas que tiene sexo sin compromiso y sin ningún tipo de vínculo afectivo, incluso sin conocer a la persona con la que mantienen esa relación. Pero en muchas ocasiones, este sexo esporádico sin compromiso, no viene dado por un miedo a enamorarse, sino más bien lo contrario, puede deberse a una falta de afecto que se intenta enmascarar con la persona que se acaba de conocer. Es decir, se busca el amor a través del sexo, cosa también equivocada y que termina repercutiendo negativamente en la persona que la practica dejando un sentimiento de vacío.
Bibliografía:
http://www.portalesmedicos.com/blogs/psicologavalencia/note/6784/hello.html
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